Las serpientes nos dan asco y miedo por la misma razón que nos lo dan las ratas y los bichos: arañas, escorpiones, avispas... Son imprevisibles, son feos, se cuelan por cualquier parte y hacen daño, incluso matan.
Sin embargo, en otras culturas menos escrupulosas es habitual tener como mascota una serpiente, por ejemplo para que el niño se entretenga con ella, y viceversa, mientras la familia comenta las jugadas.
Una cobra pica a un niño en este vídeo ni se sabe las veces, pero él ni se inmuta, al contrario, se crece, y sus familiares se congratulan de tener entre ellos a un niño tan listo:
El niño no tiene ningún miedo a la cobra, aunque seguro que tampoco tiene ni idea de lo que es la muerte.
Lo que está claro es que cuando a la mayoría de los seres vivos nos asustan las serpientes debe de ser por algo:
¿Qué no?
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