Gracias, Fulfix. Por fin has sido útil para algo. Pero gracias sólo por eso, porque aquí hablábamos hace mes y medio de patraña, y la OCU ahora avala nuestros argumentos y va más lejos, calificando a Fulfix como un timo contra la calvicie.
Ninguna de sus hierbas es rara, como anuncian. Muchos de sus ingredientes se emplean en cosméticos, pero hasta ahora ninguno evita la calvicie y menos aún tiene propiedades para hacer crecer el pelo donde ya no hay.
Esto es un bote de 50 ml -un chupito- comprado desde Madrid en la web de Fulfix y pagado contra reembolso de 45 pavos, la única opción para adquirirlo. Contra reembolso desde Estados Unidos: sorprendente. Aunque fuera eficaz, de 50 ml en 50 ml cada nuevo pelo saldría por una pasta.
Se supone que viene de Nueva York y se produce en el Reino Unido. Toda la caja y el bote están en inglés y esta versión española lleva un papel mal pegado en castellano, como en los chinos.
Fulfix luce de manera ilegal el logo de la FDA, la agencia de medicamentos estadounidense, pese a tratarse de un cosmético y pese a que la propia FDA prohíbe hacerlo. Quizá sea muy grave en Estados Unidos, en el resto del mundo no pasa nada.
La popularidad de Fulfix se debe a un marketing basado en su presencia masiva en Internet en todos los idiomas en forma de publicidad o publicaciones sugeridas de Feisbuc. La desesperación de calvos y precalvos unida a la posibilidad de distribuirlo a nivel mundial hacen el resto.
Fulfix no evita la calvicie, pero tampoco es peligroso. Es la ancestral pócima estadounidense y china de la doctora A. Chang, que sigue sin aparecer.
Para Carol, que se lo ha currado mucho.
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