jueves, 11 de abril de 2013

Algunos viejos

Uno de los objetivos de la vida es llegar a viejo, señal de que se ha vivido. Cómo se haya hecho es otra historia. Uno puede haber dedicado toda su vida a ser fontanero, empresaria, abogado o bombera y al jubilarse adoptar otro inusitado patrón.

Se hace en función del sexo. Del género, mejor dicho: los viejos hacen unas cosas y las viejas hacen otras. Una vieja nunca sería un Viejo vial, por ejemplo, y un viejo nunca sería una Vieja de la cola, aunque de estos últimos bien es cierto que se han detectado algunos casos.

El Viejo vial pertenece a ese sector de hombres mayores que acostumbra a situarse ante los pasos de cebra y cuando llegas con el coche te dice que pases y te lo indica con la mano.

Al principio pensaba que lo hacían porque ellos tardan en cruzar y, al fin y al cabo, tú pasas en un momento. Pero qué va. En mi barrio uno está toda la tarde, cual municipal de antaño.

Una pauta común de ambos géneros es regalar cosas que llevan en los bolsillos, sea lo que sea, y a menudo con pelusas.


Pero estos sorprendentes comportamientos adquiridos con la edad en principio son inofensivos. Hay una variante más radical de personas de avanzada edad que no actúa de igual manera.

En este sector tiene cabida la odiosa Vieja de la cola, que llega más tarde pero nunca está detrás de ti en la fila. Cuando irrumpe, directamente lo hace en paralelo al antepenúltimo y va escalando posiciones sutilmente, cree ella; descaradamente, según los demás.

Cuando se lo recriminan, las viejas de la cola presentan dos pautas de comportamiento:

-La sumiso-persistente, que consiste en hacerse la aturdida a fin de dar lástima y lograr a cualquier precio el objetivo de colarse.
-La violento-combativa, cuyo objetivo principal no es colarse, sino enzarzarse con alguien hasta llegar incluso al contacto físico. Si varias viejas de la cola actúan en comandita, las consecuencias son imprevisibles.

No hay planteamientos científicos que justifiquen estos comportamientos, ni aún contemplándolos como secuelas de viajes del Imserso a Benidorm, donde abundan los pasos de cebra y los súpers.

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