martes, 21 de septiembre de 2010

Ni gol ni gaitas, circule


Johannesburgo, Sudáfrica, Estadio Soccer City, 11 de julio de 2010.
Final de la Copa del Mundo de fútbol, Holanda-España (0-1).

Minuto 116. Andrés Iniesta chuta cruzado sobre la portería de ese meta holandés con nombre de cerveza importada, Stekelenburg, y logra el único gol del partido, que convertiría a España en campeona del mundo sólo cuatro minutos más tarde.

Iniesta corre desbocado hacia una esquina del campo gritando "toma, toma", se quita la camiseta para homenajear a su amigo fallecido Dani Jarque y, junto al banderín de córner, el resto de jugadores de campo y los futbolistas y técnicos españoles del banquillo se le echan encima formando una piña colosal (vídeo, 1:16 a 1:30).


Madrid, España, Estadio Santiago Bernabéu, 11 de julio de 1982.
Final de la Copa del Mundo de fútbol, Italia-Alemania (3-1).

Minuto 67. Marco Tardelli recoge un balón al borde del área, se escora a la izquierda y, pese a que se resbala, logra enganchar un pepinazo que acaba en la red de la portería de Harald Schumacher. Era el 2-0 para Italia.

Tardelli echa a correr con la cara desencajada. Se dirige al banquillo italiano para festejarlo con sus compañeros suplentes, pero, en el último instante, varía el rumbo y traslada su júbilo a otro lugar.

Normal, cualquiera iba allí con la que les estaba cayendo a los del banco. ¡Y en la final de un Mundial! Yo, cuando lo vi, no daba crédito.

Los suplentes italianos saltaron al campo porque también querían compartir su alegría con Tardelli. No pudieron, ni de lejos. Fijaos, del segundo 28 al 34, ¡quiénes!, cuántos y cómo se lo impidieron.

Afortunadamente, no hubo detenidos.

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